31.1.07

Técnica

Mediante lo reprimido, componer una masa informe que ya nada tenga que ver con nosotros, y que sin embargo adquiera la soltura de algo que se nos brinda espontáneamente. Luego, ordenar lo reprimido con vistas a: ¿Somos aptos para regularlo, traducirlo a preguntas, definiciones, hacer que su diseño se vuelva diáfano, neto? Luego, ordenarlo con vistas a: ¿Toca lo descriptivo, el detalle (no la efusión), la promesa de una realidad presente dentro de él?
Corolario: Entonces, la única realidad que puede haber en un poema es la de la descripción. Y humildad de alcances ("La humildad de la prudencia y del conocimiento"). El ignorar, asimismo, la personalidad que lo compondrá, le dará su sello. (Que comentaristas y exégetas del poema se ocupen de eso, como de los adjetivos).
***
La observación, como centro.
***
Que la poesía no prueba ni intenta probar nada.
(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976)

16.1.07

Modelo

El modelo actúa en nosotros porque, sea históricamente, sea personalmente, por simple afinidad, admitimos estar ante una Obra de lo real, abierta poéticamente a lo real. Lo que ganamos de la lección y efectos del modelo depende de nuestras capacidades para adecuarnos a él. No en aspectos exteriores, no en la imitación, pero en lo que lo particulariza como modelo: su especial vehemencia interna para dar lo real.
Ese contacto suministraría el impulso, y/o la situación poética. La distancia desde allí al poema es la que ha de recorrerse para hacer claro y distinto, a través de una forma, lo real percibido, intuido, visto con la inteligencia, etc.

(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976)

14.1.07

Marcial

Libro II

I
En verdad podrías soportar trescientos epigramas,
Pero ¿quién te soportaría y leería, libro, hasta el final?
Y ahora aprende las bondades de un librito breve.
En primer lugar, estropeo menos papel;
Luego, el copista lo acaba todo en una hora,
y no tendrá que dedicarse sólo a mis bagatelas;
la tercera razón es ésta: si te recitan a alguien,
aunque seas malo por completo, no serás odioso.
Te leerá el invitado, mezclada su bebida,
Antes de que la copa comience a entibiarse.
¿Crees estar a salvo con tanta brevedad?
¡Ay de mí, para cuántos, incluso así, serás largo!

Libro III


L
Esta es, no otra, la razón de que me invites a cenar:
recitarme, Leonardo, tus versitos.
Me quito las sandalias, al instante se me ofrece un enorme
libro, entre las lechugas y la salsa de soja.
Se lee otro, mientras los primeros platos se demoran:
hay un tercero, y aún no ha llegado el segundo plato;
y un cuarto libro recitas y finalmente un quinto.
Apestaría si me sirvieses tantas veces un jabalí.
Si no ofreces tus letales poemas a las caballas,
cenarás tu solo, Leonardo, en tu casa.

(Marcial, Epigramas, Plaza & Janés, 2001.)

12.1.07

Selección cummings

puesto que sentir es lo primero
quien preste alguna atención
a la sintaxis de las cosas
nunca te besará del todo;

ser del todo un tonto
mientras la Primavera está en el mundo

mi sangre aprueba,
y los besos son un destino mejor
que la sabiduría
señora lo juro por todas las flores. No llores
--el mejor gesto de mi cerebro es menos
que el parpadeo de tus pestañas que dice

somos el uno para el otro: entonces
ríe, recostada entre mis brazos
porque la vida no es un párrafo

Y la muerte pienso no es ningún paréntesis


(e.e. cummings, de: is 5, en: Poemas, prólogo y traducción de Jorge Santiago Perednik, Bs.As, Tres Haches, 1995)

***

Oh dulce espontánea
tierra cuán seguido
los
dedos

ya chochos de
filósofos lascivos te pellizcaron
y
se clavaron en

ti
,el pícaro pulgar
de la ciencia pinchó
tu

belleza .cuán
seguido las religiones te
pusieron sobre sus rodillas huesudas
presionándote y

abofeteándote para que pudieras concebir
dioses
(pero
verdadera

para el incomparable
lecho de la muerte tu
rítmico
amante

a ellos les

respondes sólo con

primavera)


(e.e. cummings, de: Tulips and Chimneys, en: Poemas, prólogo y traducción de Jorge Santiago Perednik, Bs.As, Tres Haches, 1995)

Disposición

Epicuro contó que en la muerte el alma se disuelve y la conciencia se extingue, y así, al encontrarnos privados de conciencia, el estado de muerte no nos atañe. Igual en un poema; cuanto ponemos en juego se ha extinguido o disuelto para que la poesía se produzca. Lo que en nosotros muere no nos concierne, y sí lo que existe a raíz de esa muerte.

***

No exclusivamente lo escrito, no lo que se era al escribir, no lo que uno pudo, no lo que el fantaseo hubiera querido. Rendir cuentas de los abandonos, asesinatos, olvidos a sabiendas que se cometieron para entregarse al viaje de la existencia, donde se mira fijo adelante, nunca a uno u otro lado. Pero advertir cómo de nada de lo hecho se dio cuenta enteramente, y nada fue sacrificado sin remedio. Y lo irrefutable: todo retorna, retornará, poco importa bajo qué aspecto.
¿Y cómo será? ¿Enfrentamiento con la legítima imagen de uno mismo? ¿Cuál, la compuesta con lo heredado, la imagen que se desecha, sustituyénbdola por la de lo adquirido y vuelto --finalmente-- a aceptar?
¿La imagen que asomó detrás de lo hecho, recriminándonos tanta pobreza?

***

Vocaciones en apariencia no muy sólidas dando lugar a Obras. Vocaciones, a todas luces inapelables, torturantes, reflejàndose en productos menores.
Una vocación no cuenta, siempre, paralelamente, con las energías que sus visiones exigen.

***

La observación, como centro.
La invención, como testimonio objetivo del trabajo.
La aptitud para mirar, como decisiva en la actividad de la imaginación.

(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976).

7.1.07

Técnica

Del enseñar. Saber diez pero enseñar solamente nueve. El que enseña debe, lo quiera o no, conservar un margen de secreto. Una de las más fascinantes leyes no escritas de que disponemos. El misterio de los Kafka de este mundo.

***

Planeada la segunda parte del libro, "Prosas". Preocupación de que cada poema se fije sus propios límites. Que en lo que cada poema intenta no deje cabos sueltos, por ambiguos que sean los medios empleados. Sin falsas esperanzas. Ni siquiera estoy seguro, luego de tantos años, de saber escuchar, y por lo tanto de tener el derecho de hablar. Apenas si sé que me propongo escuchar, y confío en que con la firme voluntad de escuchar uno aprenda a hablar.


(Girri, Diario de un libro, Corregidor, 1972)