30.5.12

Selección Aguirre



Mi cielo, 


me gusta escucharte
acurrucando el oído al cuerpo.


                               No existe manera de detener el sonido
                                                      y contenerlo, si paralizo
                                                    el movimiento del sonido
                                                                   no tengo nada:


y decís mi cielo, no el cielo, ningún apodo
ni tampoco mi nombre, sino


                                                                    sólo el silencio.*


mi cielo acurrucándote al cuerpo.


***


Diluvio

Que los propios rasgos se diluyan,
perder el nombre, el claro, el uno mismo, el otro.

En uno mismo. Es uno mismo.

Virar de fondo,
rodeado de oscuridad, borrar la foto.

Hacer figuras en el espejo, formas.

Olvidarse en la niebla.
Perderse de vista. Por amor. Abandonarse.


***


El hombre llamado Nicodemo


1

Con mi frente entre ladrillos, hago molde
fijada a un cuerpo que no cesa
rezo a Dios.

Alzo las manos, él que está parado frente a mí
calla, remuevo la estaca otra vez
en ese vilo enrojecido.
latencia donde contengo la prisa:

todo queda varado, justo ahí.


2


¿Cómo renacerá el hombre ya viejo?,
la pregunta funde un eco al caer.

Necesitan nacer de nuevo desde arriba, se dijo,
como también Hago nuevas todas las cosas.

¿Todas? ¿incluso éstas?


3

La inquietud de sus cuerpos pesan más, cada vez.
Tus Palabras acomodan el derrumbe,
golpe desde donde dolo esta escucha.

Entre palabras, la neblina esconde.
El aire se despega, todo cae
como un tufo en mal estado.
Mientras retuerzo una plegaria,

la llave gira cruel y ellos entran.


***

                                                                                       * W.Ong: Oralidad y escritura.

(Alejandra Aguirre; Ventana lateral, Bs.As., Huesos de Jibia, 2010)




26.5.12

Selección Umar Ibn Abi Rabi'a

A una muchacha de formados senos
invité a tenderse, sin cojín, sobre la arena del desierto.
"Así lo haré, aunque no sea mi costumbre", dijo ella.
Y cuando iba a despuntar la aurora me dijo:
"Me has deshonrado. Ahora vete si quieres, o sigue,
si así lo prefieres".
Pero no hice salvo besarla en la boca.
Me llené de toda ella.
Me envolví en su vestido de seda
y a mis ojos dije: llorad ahora.
Entonces se levantó
para borrar con su manto las huellas
y buscar las perlas del collar desparramadas.

(Réplicas (m. hacia 720 d.C.), Umar Ibn Abi Rabi'a, Poesía árabe clásica, Madrid, Mondadori, 1998)

17.5.12

Selección Saer


Cada uno crea
        de las astillas que recibe
           la lengua a su manera
con las reglas de su pasión
--y de eso, ni Emanuel Kant estaba excento.


(El arte de narrar, Juan José Saer, El arte de narrar, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1986)

15.5.12

Selección Mansfield


(...) Pero, quizá para las personas sanas todo esto no es más que una insensatez. Nunca han viajado por este camino. ¿Cómo pueden ver en qué lugar estoy? Razón de más para seguir adelante sola y sin miedo. La vida no es sencilla. A pesar de todo lo que decimos del misterio de la Vida, cuando nos acercamos a él, le tratamos como si fuera un cuento de niños...
      Bueno, Katherine, ¿qué entiendes por salud? ¿Y para qué la quieres?
      Contestación: por salud entiendo la capacidad de vivir una vida completa, adulta, viva, activa, en estrecho contacto con lo que quiero, la tierra y sus maravillas: el mar, el sol. Todo lo que entendemos cuando decimos el mundo exterior. Quiero penetrar en él, ser parte de él, vivir en él, aprender de él, perder todo lo que es superficial y adquirido en mí, volverme un ser humano conciente y sincero. Al comprenderme a mí misma, quiero comprender a los demás. Quiero realizar todo lo que soy capaz de ser para poder ser (y aquí me he parado, he esperado inútilmente, una sola expresión dice lo que hay que decir) una hija del sol. Si uno habla del deseo de ayudar a los demás, de llevar una luz y otras aspiraciones semejantes, parece que uno mienta. Que baste esto. Ser una hija del sol.
      Y luego quisiera trabajar. ¿En qué? Quisiera vivir de manera que me fuera posible trabajar con mis manos, mi corazón y mi cerebro. Quisiera tener un jardín, una casita, hierba, animales, libros cuadores, música. Y de todo esto sacar lo que quiero escribir, expresar todas estas cosas. (Aunque tomara como personajes a cocheros de fiacre. Esto no importa).
      Pero la vida, la vida cálida, anhelante, viva, tener raíces en la vida, aprender, desear, saber, sentir, pensar, actuar. Nada que sea menos que esto es lo que quiero. A esto es a lo que tengo que tratar de llegar.

(10 de octubre, 1922, Katherine Mansfield, Diario, Barcelona, Ediciones del Cotal, 1978)

14.5.12

Selección Catulo


Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse:
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera vida,
tendremos que dormir una noche sin fin.
¡Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien!
Luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.

***

Me preguntas, Lesbia, cuántos besos
tuyos me bastarían y sobrarían.
Cuantos infinitos granos de arena Libia
hay en Cirene, rica en laserpicio,
entre el abrasador templo de Júpiter
y la sagrada tumba del legendario Bato,
o cuantas estrellas en la noche callada
contemplan los furtivos amores de los hombres,
tantos besos tuyos bastarían
y sobrarían al loco de Catulo:
así los curiosos no podrán contarlos
ni una malévola lengua hechizarlos.


(Catulo, Poesías, Madrid, Alianza Editorial, 2000)

13.5.12

Selección Lawrence


Las cosas que los hombres han hecho con manos iluminadas,  infundiendo vida apacible en ellas,
continuarán vivas a través de los años, irradiando cálidamente por largo tiempo.
Por esta razón algunas cosas antiguas son bellas,
frescas, aun en el olvido de los hombres que las hicieron.


(Las cosas hechas por el hombre, D. H. Lawrence, Phoenix poemas, Bs.As., Ediciones del mediodía, 1969)


12.5.12

Selección Paz

Oídos con el alma,
pasos mentales más que sombras,
sombras del pensamiento más que pasos,
por el camino de ecos
que la memoria inventa y borra:
sin caminar caminan
sobre este ahora, puente
tendido entre una letra y otra.
Como llovizna sobre brasas
dentro de mí los pasos pasan
hacia lugares que se vuelven aire.
Nombre: en una pausa
desaparecen, entre dos palabras.
El sol camina sobre los escombros
de lo que digo, el sol arrasa los parajes
confusamente apenas
amaneciendo en esa página,
el sol abre mi frente,
                               balcón al voladero
dentro de mí.
(...)

  
                 Casa grande,
encallada en un tiempo
azolvado. La plaza, los árboles enormes
donde anidaba el sol, la iglesia enana
--su torre les llegaba a las rodillas
pero su doble lengua de metal
a los difuntos despertaba.
Bajo la arcada, en garbas militares,
las cañas, lanzas verdes, carabinas de azúcar;
en el portal, el tendejón magenta:
frescor de agua en penumbra,
ancestrales petates, luz trenzada,
y sobre el zinc del mostrador,
diminutos planetas desprendidos
del árbol meridiano,
los tejocotes y las mandarinas,
amarillos montones de dulzura.
Giran los años en la plaza,
rueda de Santa Catalina,
y no se mueven.


             Mis palabras,
al hablar de la casa, se agrïetan.
Cuartos y cuartos, habitados
sólo por fantasmas,
sólo por el rencor de los mayores
habitados. Familias,
criaderos de alacranes:
como a los perros dan con la pitanza
vidrio molido, nos alimentan con sus odios
y la ambición dudosa de ser alguien.
También me dieron pan, me dieron tiempo,
claros en los recodos de los días,
remansos para estar solo conmigo.
Niño entre adultos taciturnos
y sus terribles niñerías,
niño por los pasillos de altas puertas,
habitaciones con retratos,
crepusculares cofradías de los ausentes,
niño sobreviviente
de los espejos sin memoria
y su pueblo de viento::
el tiempo y sus encarnaciones
resuelto en simulacros de reflejos.
En mi casa los muertos eran más que los vivos.
Mi madre, niña de mil años,
madre del mundo, huérfana de mí,
abnegada, feroz, obtusa, providente,
jilguera, perra, hormiga, jabalina,
carta de amor con faltas de lenguaje,
mi madre: pan que yo cortaba
con su propio cuchillo cada día.
Los fresnos me enseñaron,
bajo la lluvia, la paciencia,
a cantar cara al viento vehemente.
Virgen somnílocua, mi tía
me enseñó a ver con los ojos cerrados,
ver hacia dentro y a través del muro.
Mi abuelo a sonreír en la caída
y a repetir en los desastres: al hecho, pecho.
(Esto que digo es tierra
sobre tu nombre derramada: blanda te sea.)
Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Por los durmientes y los rieles
de una estación de moscas y de polvo
una tarde juntamos sus pedazos.
Yo nunca pude hablar con él.
Lo encuentro ahora en sueños,
esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos siempre de otras cosas.
Mientras la casa se desmoronaba
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos.
(...)


(Octavio Paz; Pasado en claro, México, Fondo de Cultura Económica, 1978)

5.5.12

Selección Pizarnik

El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.

*

Me rememoro al sol de la infancia, infusa de muerte, de vida hermosa.

*

Pero a mi noche no la mata ningún sol.

*

La errancia, la canción de nosotros dos, tiembla como en una metáfora el alma comparada con una candela.

*

Y nada será tuyo salvo un ir hacia donde no hay dónde.

*

He aquí que se estremece el espacio como un gran loco.

*

Alguien demora en el jardín el paso del tiempo.

*

Me alimento de música y de agua negra. Soy tu niña calcinada por un sueño implacable.

*

Máscaras de la noche en qué lugar perdido que nadie más que yo conoce.

*

¿Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?

*

Invitada a ir nada más que hasta el fondo.

*

Me pruebo en el lenguaje en quecompruebo el peso de mis muertos.

*

El mar esconde sus muertos. Porque lo de abajo tiene que quedar abajo.

*

Para mejor ser el que fue, ha querellado con su nueva sombra, ha luchado contra lo opaco.


(La mesa verde, Alejandra Pizarnik, Obras completas. Poesía & Prosa, Bs.As., Corregidor, 1998. Edición preparada por Cristina Piña)






1.5.12

Selección Colombo

vidrio picado
con ojos
de gran generación
se hacen así
de chiquititos
monumentos que fueron
en el país los
muelen hasta pelusa
cae a qué
tozudos llegan
exánimes de recorrer
el tronco
nuestro
particular desvanecerse en
tajadas tajeadas
por accesos intestinales
de la hélice
lenta y machacadora
marcha de los sucesos
a todo color

(Cuestión nacional, María del Carmen Colombo, Blues del amasijo y otros poemas (3ª ed.), Bs.As., Alicia Gallegos Editora, 1998)