16.1.08

Lector

Demostración, vía W. Stevens. El que lee (The reader), se sienta con un libro, "pero como un libro / de páginas sombrías". El libro, excusa para reconocer lo que él ya sabe de antemano. No absorbe pasivamente todo lo que el objeto libro le propone, pero vive esas emociones como una celebración interior. Amparándose en la lectura, sus propias emociones llegan a desenvolverse plenamente.



(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976)

13.1.08

Imaginación, ciencia

La ambigüedad de la naturaleza, la realidad, cantera donde la poesía extrae su goce, dicción, procedimientos. La imaginación aplicada a reconocer, desentrañar, gozar esa ambigüedad. La lucidez, advirtiendo a la imaginación: no tiene ésta por qué ser, fatalmente, pródiga, descontrolada; al revés, los resultados convencen cuando el tono de la imaginación es ascético, forzadamente empobrecido. Como se dice que debe ser la imaginación en la ciencia.


(Girri, Diario de un libro, Corregidor, 1972)

11.1.08

Selección Marcial


Quintiliano, maestro máximo de la juventud inconstante,
gloria de la toga romana, Quintiliano,
que me apresure a vivir, aunque pobre, y no inútil por la edad,
permítemelo: nadie se apresura lo suficiente a vivir.
Lo aplaza quien desea superar la fortuna paterna
y abarrota su atrio con excesivas estatuas.
A mí, un hogar y un techo que soporte los negros humos
me complacen y una fuente viva y la hierba silvestre.
Tenga yo un esclavo satisfecho, una esposa no muy sabia,
una noche con sueño, un día sin pleitos.


(Marcial, Epigramas, Libro II, XC, Plaza & Janés, 2001.)

10.1.08

Lo malo, lo bueno

No que el mal poeta sea enemigo de la poesía. Es ajeno.
Enemigos: prisa y vacilación; inquietud ante lo inasequible; lanzarse hacia lo que se va entreviendo, en vez de graduales avances, etc.


***


Digresión muy común. ¿Qué pudo ocurrir en nosotros de haber sido nuestros poemas verdaderamente notables?
El poema, en todo caso, siempre asegura lo que no cumplirá; mortal, promete inmortalidad. Y también: Aun el buen poema, como el hombre sabio del Eclesiastés, muere lo mismo que el poema necio.


(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976)

9.1.08

El profesional, el aficionado

Con la esperanza de hacerse notar, el aficionado apela a cualquier recurso. Entra a la carrera, tropieza y patea donde otros ponen el máximo cuidado.
En su andar en puntillas, prudente, y hasta temeroso, el profesional quiere despersonalizarse, ser ese que ve y procura exponer en lo escrito. Al ir perfeccionándose, menos y menos atiende a la forma personal de decir, y acentúa su mirada en los problemas de lo que ambiciona decir. Aprendió que ningún poema fue escrito jamás to be different.


***


El aficionado habla de más. Se delata de continuo al querer exhibirse, afirmar como paradigma de la personalidad: él es lo que hace, hace lo que es.
El profesional, sinónimo de doble vida (Benn), no dejándose tocar sino por lo que hace; el resto es lo anodino, privacidad gris: permanece quieto, exteriormente se conserva metido en sus propios límites. Nunca la tonta alegría en que el aficionado acostumbra a estallar.



(Girri, El motivo es el poema, Corregidor, 1976)

22.4.07

Claridad, imperfección, carácter, gracia

La oscuridad de un texto puede acentuarse, aunque sólo hasta cierto punto. La claridad admitirá siempre un grado más de intensidad, que hay que asumir aun al precio de entregarnos atadados de pies y manos a lo obvio.
***
Perfeccionismo, antiespiritual por definición.
El perfeccionista manejándose con la arrogancia del que piensa que puesto que un hombre llega, si se lo propone, a sentirse dios, también conseguiría, de decidirlo así, páginas absolutas.
Poder de la imperfección. Serenidad de lo que se realiza para comenzar y acabar en uno mismo y, en consecuencia, mortal; quizás, cuando se es hombre de desusada fe, algo menos mortal que él.
***
Vocación y carácter. El débil, que en los obstáculos ve desventajas.
***
Gracia del poema. "Cuando un hombre emplea el menor número posible de movimientos para una acción definida, esto es la gracia" (Chekhov).
(Girri, El motivo es el poema, Bs.As., Corregidor, 1976)

17.3.07

Selección Marcial

Libro II

I
En verdad podrías soportar trescientos epigramas,
Pero ¿quién te soportaría y leería, libro, hasta el final?
Y ahora aprende las bondades de un librito breve.
En primer lugar, estropeo menos papel;
Luego, el copista lo acaba todo en una hora,
y no tendrá que dedicarse sólo a mis bagatelas;
la tercera razón es ésta: si te recitan a alguien,
aunque seas malo por completo, no serás odioso.
Te leerá el invitado, mezclada su bebida,
Antes de que la copa comience a entibiarse.
¿Crees estar a salvo con tanta brevedad?
¡Ay de mí, para cuántos, incluso así, serás largo!


Libro III

XLIX
Mario, no sabe, créeme, qué son los epigramas,
quien los llama sólo bromas o pasatiempos.
Bromea más quien describe el banquete del cruel
Tereo o tu cena, crudo Tiestes,
o a Dédalo ajustando las alas líquidas a su hijo
o a Polifemo apacentando ovejas sicilianas.
Toda ampulosidad está lejos de mi librito
y mi musa no se hincha con el loco manto trágico.
“Pero todos alaban aquello, lo admiran, adoran”.
Lo reconozco: alaban aquello pero leen esto.

(Marcial, Epigramas, Plaza & Janés, 2001.)