22.4.07

Claridad, imperfección, carácter, gracia

La oscuridad de un texto puede acentuarse, aunque sólo hasta cierto punto. La claridad admitirá siempre un grado más de intensidad, que hay que asumir aun al precio de entregarnos atadados de pies y manos a lo obvio.
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Perfeccionismo, antiespiritual por definición.
El perfeccionista manejándose con la arrogancia del que piensa que puesto que un hombre llega, si se lo propone, a sentirse dios, también conseguiría, de decidirlo así, páginas absolutas.
Poder de la imperfección. Serenidad de lo que se realiza para comenzar y acabar en uno mismo y, en consecuencia, mortal; quizás, cuando se es hombre de desusada fe, algo menos mortal que él.
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Vocación y carácter. El débil, que en los obstáculos ve desventajas.
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Gracia del poema. "Cuando un hombre emplea el menor número posible de movimientos para una acción definida, esto es la gracia" (Chekhov).
(Girri, El motivo es el poema, Bs.As., Corregidor, 1976)

4 comentarios:

Mariano dijo...

de dónde surge la urgencia, la sed de escribir? son acaso esas palabras oscuras que giran en nosotros, se someten a una aparente luz y dictan lo que nuestro propio conocimiento quiere anular?
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un escritor que merece ser leído es aquel que podría optar entre perfección e imperfección pero elige la segunda?
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hay que escribir con inocencia o se debe asumir la responsabilidad de soltar a los animalitos?
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SC dijo...

retomo el diálogo, algo esporádico pero siempre estimulante: en este sentido (de esta cita) creo que se asocia perfección falta de perspectiva, cosa que la arrogancia trae, es decir, también optar por la imperfección (o escribir desde ella) implica tener conciencia de los propios límites, y utilizar esa información a favor del poema. En mi caso, relaciono perfección con falta de fuerza, quizás me refiero más a la actitud del perfeccionista, que por demasiados escrúpulos termina quedándose un poco atrás de sus propias posibilidades. Es decir, el intento siempre implica equivocarse, pero también acertar (aunque sea un intento desmedido, o justamente por eso). Fernández Moreno lo explica cuando habla de poetizar en las fronteras de la boludez. En todo caso, considero que escribir desde la imperfección (y desde el ridículo, el exabrupto o la mueca) permite llegar a lugares que de otra manera no alcanzaríamos.
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¿Los animalitos son esas palabras oscuras? (que nos "nombran"?).

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abrazo y la seguimos

Mariano dijo...

Santiago, cierto, coincido con ud. en que las palabras agotan su fuerza cuando las volvemos sacras, impolutas. Para mí son instrumentos que nos permiten abrir puertas de museos para desacomodar las obras pero entro en ellos empleando barrotes, no hay elegancia porque desconozco modales. Debería estudiar más teoría.

Si, los animalitos son palabras oscuras que arrebujamos en medio de la tormenta pero debo reconocer que no estaba "limpio" cuando escribí eso (de todos modos me hago cargo porque una parte de mí piensa así).

C.E dijo...

Qué idea tan clara y estimulante esta de la gracia del poema: decir todo con pocos movimientos.