13.4.12

Selección Cardenal

En mis últimos días en el mundo
cuando yo ya iba a ser un monje trapense
conocí en un balneario una linda muchacha
que iba a ser monja.
                    Era además prima mía.
Recuerdo aquellas piernas.
                    Sus curvas como la curva de la costa.
Su piel era morena como la arena de la playa.
Desnuda, excepto lo que cubría el traje de baño.
         Iba a desposarse con Dios.
              las bodas con Dios!
Y yo pensé en el buen gusto de Dios.

Madre Ana aún es monja
pero en plena revolución nicaragüense
es monja reaccionaria.

(Recordando de pronto; Ernesto Cardenal, Vuelos de victoria, Madrid, Visor Libros, 1984)

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