8.4.12

Selección Kavafis

El emperador Manuel Komneno
una melancólica mañana de septiembre
sintió próximo su fin. Los astrólogos
(esos asalariados) de la corte insistieron
en que aún le quedaban muchos años de vida.
Sin embargo, mientras ellos hablan, él recuerda
una antigua y piadosa costumbre,
y ordena que de las celdas monacales
traigan hábitos religiosos,
y los viste, alegrándole mostrarse
con el aspecto humilde de un sacerdote o un monje.

Dichosos los que creen,
y acaban como el emperador Manuel sus días,
modestamente revestidos de acuerdo con su fe.

(Manuel Komneno, Konstantinos Kavafis, 56 Poemas, Madrid, Mondadori, 1998)

No hay comentarios: