14.1.07

Marcial

Libro II

I
En verdad podrías soportar trescientos epigramas,
Pero ¿quién te soportaría y leería, libro, hasta el final?
Y ahora aprende las bondades de un librito breve.
En primer lugar, estropeo menos papel;
Luego, el copista lo acaba todo en una hora,
y no tendrá que dedicarse sólo a mis bagatelas;
la tercera razón es ésta: si te recitan a alguien,
aunque seas malo por completo, no serás odioso.
Te leerá el invitado, mezclada su bebida,
Antes de que la copa comience a entibiarse.
¿Crees estar a salvo con tanta brevedad?
¡Ay de mí, para cuántos, incluso así, serás largo!

Libro III


L
Esta es, no otra, la razón de que me invites a cenar:
recitarme, Leonardo, tus versitos.
Me quito las sandalias, al instante se me ofrece un enorme
libro, entre las lechugas y la salsa de soja.
Se lee otro, mientras los primeros platos se demoran:
hay un tercero, y aún no ha llegado el segundo plato;
y un cuarto libro recitas y finalmente un quinto.
Apestaría si me sirvieses tantas veces un jabalí.
Si no ofreces tus letales poemas a las caballas,
cenarás tu solo, Leonardo, en tu casa.

(Marcial, Epigramas, Plaza & Janés, 2001.)

No hay comentarios: